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Foto del escritorCuentosdeazafata

“Galápagos, si por mí fuera, aquí me quedo”

Actualizado: 21 jul 2021

En este viaje nos perderemos en un paraíso escondido en el oeste de Ecuador en el océano pacífico, su diversidad de flora, fauna, la cantidad de especies únicas y la vida marina lo hacen sin duda uno de los mejores paseos que he hecho hasta el momento al natural, en el mar y que me ha conectado con la madre tierra.


¿Hubieran adivinado de qué lugar se trata?



“Bienvenidos al episodio “Galápagos, si por mí fuera, aquí me quedo”.

Todo empezó cuando estaba planeando un paseo a visitar unos amigos en Guayaquil. Yo estaba viendo las fechas y las actividades por hacer, cuando viene mi esposo a meter la cucharada (como decimos en Colombia) y me dice “¿y si también vas a Galápagos?” Yo dije, ¿será? y no dije más, pues no estaba muy segura de viajar sola. Sin embargo la idea me siguió retumbando en la cabeza, al punto de sentarme en frente del computador a ver fotos y a leer comentarios de blogueros. Me fui entusiasmando y sabiendo que iba a estar a solo dos horas en avión, decidí embarcarme en una nueva aventura. Fue tanta la emoción que en unas cuantas horas ya había reservado el hotel y el tiquete de avión.


¿Cómo llegar al paradisíaco Galápagos?


Desde Guayaquil o Quito se puede ir con las aerolíneas Avianca, TAME y LAN, que ofrecen por lo menos entre uno y dos vuelos diarios. Desde Guayaquil (GYE) el vuelo dura casi dos horas y desde Quito (UIO) dura dos horas y 5 minutos.


En Galápagos, hay dos aeropuertos principales en dos de las islas más importantes del archipiélago; uno queda en la isla San Cristóbal en Puerto Baquerizo Moreno la capital de Galápagos y el otro está en Baltra una pequeña isla al norte de Santa Cruz, la isla más poblada. Este aeropuerto permite el acceso a Puerto Ayora la capital de Santa Cruz. Una vez en una de las islas el desplazamiento entre estas es más fácil, se puede hacer en pequeños aviones, crucero o barcos de transporte público.


En mi estadía en Guayaquil, estuve escuchando los consejos de algunos amigos que me aconsejaban de andar con cuidado de no perderme de las rutas marcadas en el camino, de preguntar bien para donde iba, de encontrar un lugareño en el aeropuerto para que me guiara mejor etc.


El 12 de enero llegué al aeropuerto José Joaquín de Olmedo de Guayaquil a las 7 a.m. con mi mochilita de espalda, una maleta de mano y una curiosidad inmensa por lo que me deparaba este viaje. Aunque mi vuelo no era temprano, me fui con tiempo suficiente para comprar la tarjeta migratoria para entrar a Galápagos que cuesta $20 USD, sólo es gratis para los residentes de Galápagos. Ah, recuerden que en Ecuador la moneda es dólar Americano. Una vez con la tarjeta en mano hice la fila para pasar el equipaje por un escáner. Los controles de seguridad son muy estrictos en el archipiélago para evitar contaminación con productos o insectos extraños traídos del continente. El objetivo principal de estos controles es conservar la fauna y la flora local porque el archipiélago es un parque nacional, también declarado patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1978. Una vez el equipaje revisado le ponen un sello de seguridad plástico para evitar que lo abran.


Como aún era muy temprano para pasar a la sala de espera, me fui con mi amigo Peter a un restaurante a comer Yogur con pandeyuca (algo típico en Guayaquil) porque no lo vi más, ni en Galápagos, ni en Quito. Después de las 7 a.m. se llenó el aeropuerto de turistas y las filas de espera se volvieron larguísimas. Few, de la que me salvé.


Ya sentada en el avión, a mi lado estaba una chica con una niña, las saludé y no recuerdo más porque me quedé profunda, duermo maravillosamente en los aviones, tanto que me he vuelto fan :)


Faltando 30 minutos para aterrizar me desperté para ver el paisaje y ahí comencé a interactuar con mis vecinas del lado.


Lavive y su hija Aisha (4 años) quien montaba en avión por primera vez en su vida. ¡Que emoción pensé yo!


Como Lavive vive en Santa Cruz, la isla a donde yo iba a estar, le hice preguntas necesarias para llegar a Puerto Ayora mi destino, y ella dijo: “yo voy en bus, si quiere se va con nosotras y yo le explico todo”, entonces yo asentí y respondiéndole que también pensaba ir en bus.


No se pierdan el siguiente episodio "Bienvenidos a Galápagos "


¡Hasta la próxima!

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