Con un pie en Europa y otro en Asia
Actualizado: 24 ago 2021
Hoy nos iremos a una ciudad hermosa, rica en cultura, historia, gastronomía y muy diversa. Una ciudad que tiene memoria y guarda con recelo todos esos recuerdos de alegría y dolor, de altos y bajos, de conquistas y derrotas.
En este viaje saldremos del oeste americano; cruzándonos Canadá de costa a costa; también sobrevolaremos el océano Atlántico, parte de Europa occidental, hasta llegar a Europa oriental. Les voy a dar una pista de nuestro destino. Es la única ciudad del mundo que está situada en 2 continentes, Europa y Asia. Allí, la gente convive como una sola comunidad, una misma familia.
¿Ya adivinaron de que ciudad les voy a hablar hoy?
Bienvenidos al Episodio, Estambul, con un pie en Europa y el otro en Asia.
Desde que me leí el libro inferno de Dan Brown, dónde suceden varios episodios en esta bella ciudad, empezó a entrarme esa curiosidad y la puse en mi lista de viajes, pero todo se desencadenó después del viaje a Atenas. Fue entonces donde actualicé la lista de viajes y quedó Estambul encabezándola y nada me sacaba de ahí.
Empezó la jornada
Despiertos desde las 5 de la mañana, ya con equipaje listo, nos organizamos para salir hacia al aeropuerto. Mientras yo regaba las plantas, mi esposo preparaba huevo revuelto para el desayuno y de fondo se oía una canción muy pegajosa " Istanbul" del cantante Renato Carosone y tarareando la canción fuimos preparado todo para salir. Échenle un vistazo a la canción pa' que vean lo pegajosa que es.
El vuelo era a las 8 :15 am. Nosotros muy puntuales estábamos pasando seguridad a las 6:45 am.
Voy a hacer un paréntesis. Con todo esto de la pandemia y las restricciones, hacía rato no se veía tanto movimiento en los aeropuertos, buenas noticias, más gente viajando...Wow sorpresa, aumentó el número de pasajeros, los vuelos son con menos frecuencia, pero van repletos.
Así arrancó nuestro camino a Atenas en un viaje de 13 horas en avión y luego un corto vuelo de una hora a Estambul.
Primeras Impresiones...
Nosotros veníamos en un vuelo de 1 y media desde Atenas, y como de costumbre yo me dormí y me fui despertando justo pal aterrizaje. Eso es lo impresionante de esta profesión que ya uno sabe cuándo empieza el descenso, y detecta ciertos sonidos del avión y aun en otro idioma uno entiende los anuncios.
Cuando aterrizamos en el aeropuerto, normalmente el rodaje en la pista es de 10 a 15 min max, pero aquí fue de 30 min, tanto que nos dio pa' hacer chistes al respecto " nos hubiéramos venido por tierra home, más largo que un rodaje de avión en el aeropuerto de Estambul ja ja 🤣 y así.
Felices pasamos por emigración, sin ningún problema. Yo lo primero que miro es donde me ponen el sello.
De ahí salimos a buscar la parada de los buses, otros 20 minutos caminando y tratando de ubicarnos. Al salir a la calle, hay servicio de taxi, transporte privado por un precio de € 50. Nosotros como andamos con presupuesto de viajero ligero, tirando más bien chichipato en cuestiones de transporte, nos ahorramos en lo posible esos precios de transportes porque preferimos gastarlo en otras cosas, como; bebidas, comida o souvenirs.
Una vez en la parada de buses buscamos el que fuera en dirección Sultanahmet, el viejo Estambul. donde están dos Obeliscos, la Mezquita Azul, Santa Sofía el palacio Topkapi, mejor dicho, donde pasa todo. En bus, el trayecto es de 45 min a una hora y media dependiendo del tráfico, porque el tráfico en Estambul es una cosa miedosa.
Por fin en el hotel
Al llegar al hotel nos dieron la bienvenida y nos hicieron pasar al pequeño restaurante para unos snacks. Wow, super rico el té turco, aunque me estaba derritiendo de calor, me lo tomé y funciona pa' regular la temperatura. Nosotros esperábamos que los trabajadores del hotel se fueran, y nos dejaran comer solos, pero no, ellos se quedaron conversando y nos recomendaron qué hacer, en qué restaurantes comer, etc. Quedarse con los clientes, es parte de la cultura y muestra educación y respeto.
Quién no haya llorado de emoción, que me tire la primera piedra…
Por fin estábamos aquí caminando por las calles que un día recorrió Mehmed II, el primer sultán del imperio Otomano y otros 23 sultanes más. Pasamos por los Obeliscos y nos fuimos directo a mi lugar soñado, ver las 2 mezquitas más antiguas de la ciudad. Estar ahí parada en frente de la monumental Santa Sofía (Hagia Sophia) apreciando los jardines alrededor y la fuente de agua, me fui girando y veo a mis espaldas, nada más ni nada menos que, la majestuosa mezquita azul reluciendo sus 6 minaretes y su bella copula, que no es azul, sino como un grisáceo.
Yo no podía creer que estaba ahí de pie, en un sitio lleno de historia, de tantos sucesos en todos estos siglos. Aun con el cansancio del viaje nos fuimos a caminar el sultanahmet, es el barrio más antiguo de la ciudad, dónde hay una concentración de lugares de interés históricos, recintos comerciales, hoteles, restaurantes y medios de transporte. Es ideal para la exploración a pie, el barrio es un escaparate del glorioso pasado de la ciudad, abarrotado de mezquitas, palacios, iglesias y casas que datan de los períodos romano, bizantino y otomano. Este es el viejo Estambul y el corazón de la ciudad.
Iba justo caminando hacia Santa Sofía buscando como llegar al palacio Topkapi, y de repente se oyó un canto que salía de un parlante y que retumbaba en toda la plaza “Allahu akbar allahu akbar” que traduce "Allah es el más grande". Era el penúltimo llamado del día a la oración. En total son cinco llamados a la oración, el primero es a las 5 de la mañana y el último a las 9 de la noche antes de que raye el sol. Este sonido se me fue hasta lo más profundo del corazón y de las entrañas, con la piel de gallina y ese nudo en la garganta de quien no quiere chillar (llorar), y con los ojos encharcados, no pude contenerme y me emperré, como dicen las abuelas. La cara de mi esposo era de tranquilidad, pero estoy segura de que se contuvo, porque él debe tener más sangre mora que yo.
Toda mocosa seguimos caminando y descubriendo el sector. Caminamos hasta el borde del agua de donde divisamos la torre Gálata y Üsküdar en el lado asiático. Agotados por el calor y el viaje, añorabamos una cerveza y nos fuimos a por ella.
Voy a hacer un paréntesis aquí. La mayoría de las ciudades europeas tienen un atractivo particular que no le he visto en América y es que a uno le provoca sentarse a comer en cada restaurante, todo es bonito y acogedor. Estambul no fue la excepción. Vimos muchas opciones de comida y pequeños restauranticos para uno relajarse, hasta que a mí me llamó la atención una callejuelita muy colorida y llena de lámparas. Entramos ahí, miramos el menú de varios restaurantes y no había cerveza, preguntamos y nos dijeron si hay, pero vayan y se sientan en la última mesa. Les vimos la cara de malicia.
Ahh queridos lectores, con los turcos hay que tener cuidado porque son unos negociantes de primera y te venden un hueco si uno se descuida.
Desliza para ver las fotos
Nos llegaron con dos vasos de naranja y nos la entregó un mesero sonriendo, cuando miramos era cerveza encaletada; seguro no tienen la licencia de licores. Muy chistoso y tales, comimos unos snacks porque aún estábamos llenos de la comida del hotel. Cuando fuimos a pagar, ¡oh sorpresa! cobraron la cerveza carísima, claro, ahí entendimos porque no aparecen los precios en el menú. Nosotros de turistas caímos en la trampa. Pilas pues para que no les pase.
No se pierdan los 5 tours en capadocia que están de ataque. 5 tour de ataque, para hacer en Cappadocia
Gracias por leer, compartan y comenten: 😍.
Visita la galería (desliza para ver las fotos)
Comments