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Foto del escritorCuentosdeazafata

30 países en 5 años, pero el mundo es muy grande y aún me falta mucho por visitar

Actualizado: 30 ene 2023



Si digo que nadie me dijo hace cinco años cuando esta aventura empezó que al día de hoy habría visitado todos esos lugares, estaría mintiendo. Sí, alguien lo hizo. El 20 de noviembre de 2017, uno de mis instructores durante el entrenamiento inicial preguntó sobre nuestros destinos soñados como nuevos empleados; después de habernos escuchado a todos, con una hermosa sonrisa respondió: no se preocupen, en cinco años habrán estado en más lugares de los que se imaginan. De hecho, compartió su experiencia con nosotros; en cinco años ella había estado en más de 30 países y para entonces ya era instructora.


Desafortunadamente, unos meses más tarde dejó la industria de la aviación para emprender una nueva aventura. Admito que de alguna manera ella me inspiró a seguir esta carrera en esta hermosa industria.


Bienvenidos al episodio "el mundo es muy grande y aún me falta mucho por visitar"

No podía creer que esto fuera posible, pero hoy puedo decir que es verdad. Hasta ahora, he tenido el privilegio de estar en los cinco continentes, 30 países, 70 ciudades, alrededor de 100 aeropuertos y muchos hoteles. He volado cerca de 6000 horas combinadas con trabajo y vacaciones. Usualmente, vuelo 80 horas al mes. He volado con cientos de hermanos y hermanas de diferentes padres, porque eso es lo que somos, como auxiliares de vuelo, todos somos una familia.


Ser azafata es lo más increíble que me ha pasado en la vida. Empezó como una profesión, un trabajo, luego se convirtió en una aventura, en la mitad de mi vida, mi pasión y mi mundo. Paso más tiempo allá arriba en el aire, que aquí entre los terrestres.


Hace un tiempo, durante mi primer año de vuelo, conocí a un ex aviador que me dijo "la aviación es la vida, verás a lo que me refiero más adelante". No podía entenderlo para entonces, pero ahora veo lo que quería decir. Él estaba en lo correcto.


A 36 000 mil pies de altura


A veces me despierto a 18 horas de mi casa, en un avión con una hermosa vista o en un hotel en otro continente, o por suerte en mi propia cama (raras veces). De vez en cuando, me despierto sin recordar dónde estoy o qué día es. Sucede más a menudo porque perdemos la noción del tiempo, ja, ja, ja. Esto da miedo y es divertido al mismo tiempo. De alguna manera, llegamos a tiempo al aeropuerto para los vuelos 🤣. Sin embargo, no me puedo quejar, tengo un superpoder, no tengo problemas de jet lag 😉.


¿Qué si extraño volar cuando no estoy trabajando? Claro que sí. Extraño ir en avión y estar rodeada de extraños😄. Cada día es un nuevo desafío, una aventura y un nuevo recuerdo. Conozco a cientos de personas todos los días y eso es lo que yo llamo una aventura.


No es rutina, no hay tiempo para aburrirse, incluso si vuelas seguido a los mismos destinos, siempre habrá algo nuevo que hacer o un restaurante o un lugar para visitar. Además, trabajar con un equipo nuevo cada vez que subo al avión también es emocionante.


¿Y qué coleccionás vos?


Todos tenemos una costumbre de comprar souvenirs o algún objeto cuando viajamos. Hay gente que colecciona stickers, postales, llaveros, mapas, tiquetes de museos, monedas, separadores de libros, etc. Yo colecciono principalmente imanes para la nevera 🤭. También conservo algunos mapas, tarjetas de metro y trenes, pero no son colección. Acostumbro a comprar souvenirs de los nuevos destinos para ciertos amigos más cercanos, es una manera de decir, ey, los pensé en este viaje. Soy consciente que para muchos no es fácil viajar, así que un recuerdito no cae mal.


Ah, también compro licores locales en lo posible para mantener en la casa; aclaro, esos no son parte de la colección😄.


Recorriendo el mundo a través de mis historias de viaje


Una parte de mí cree que he elegido esta carrera para hacer realidad el sueño de mi padre. Era un hombre de campo, un granjero que nunca pudo sumergirse en el océano o subirse a un avión porque no podía pagarlo. Esos eran sus mayores sueños. No prometí llevarlo a ninguna parte, solo sabía que algún día lo haría. Desafortunadamente, cuando conseguí el trabajo, él estaba demasiado viejo y enfermo para viajar. El día que se enteró de mi nuevo trabajo estaba feliz. Entonces, traté de hacerle ver el mundo a través de mis viajes, fotos, videos, etc. Le compraba souvenirs y guías en español de todos los lugares que visitaba para que leyera. Pese a su edad veía muy bien como para leer sin gafas. Se teletransportaba cada vez que leía y a pesar de su poca educación entendía bien de geografía y también se ubicaba bien, aunque no hubiera viajado.


Teníamos charlas y él crecía los ojos soltando una carcajada cuando le contaba mis anécdotas. Me tocaba explicarle detalladamente para que él se pudiera hacer una idea. No me imagino como era para él recibir tanta información. De hecho, guardaba los libros y los souvenirs en un cajón de madera labrado por él mismo. Así, durante un tiempo, les contaba a ciertos amigos de sus regalos traídos del extranjero. Hasta que un 15 de febrero, se le acabó la gasolina a su motor, se apagaron las turbinas y ya no siguió su vuelo. Hace dos años desde su partida y es la primera vez que escribo de él. Ahora extraño ir a un lugar nuevo, ver las guías en español, pero aun si las comprara ya él no está para leerlas.


Aquí termina este relato con un poco de nostalgia.


Gracias por leer, y estar atentos :)


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